Pasen y vean. Esto es lo que he sido, pero no sé si es lo que seré.

domingo, 14 de julio de 2013

Sueños.

 Despierto otra vez. Mi cabeza me duele, pero no me importa. Volví a estar en el paraíso. Ahí, donde los sueños no se cumplían en un abrir y cerrar de ojos. Cada logro costaba algo irreemplazable en mi vida, y los fracasos se llevaban trozos grandes de autoestima. Recuerdo que cada proeza, por más pequeña que sea, tenía un valor incalculable. Era motivo de festejo. A veces, una persona no llegaba a lograr nada en su vida, por más que lo intentara con todas sus fuerzas. La belleza era un bien escaso, por lo que su valor era alto. Muy alto. La cordura.

 Duermo. Un día de cansancio innecesario era lo que necesité para poder dormir por siglos. Después de todo, ¿quién no quiere vivir en un mundo así? Pero el insomnio me ataca. Intento todo, hasta las pastillas para dormir. Nada sirve. No puedo volver. Intento correr, tal vez así me fatigue. Pero no, no sirve. Pruebo todo, hasta la frustración. Comienzo a destruir lo que me rodea. ¿Para qué vivir en un mundo tan gris, tan vacío de objetivos, tan simple? Sin historias que contar, sin pruebas que superar. Sin logros.

 Despierto. Era todo un sueño. ¿O volví a soñar? Ya no me interesa cuál de los dos (o tres) lados es real, ni si eso influye en mi vida. Me dedico a disfrutar del sufrimiento que me da el fracaso. Una sonrisa dice todo. Estoy en el paraíso. Hasta que ese ómnibus arrolla literalmente mis sueños. Despierto en una cama de hospital, totalmente paralizado. No puedo moverme, por más que lo desee. ¿Estaba en un sueño? ¿Esto lo es?

 Duermo. La calidez de la almohada aleja mis preocupaciones. Por ese momento, no me importa estar en una cama de hospital. O eso creo. Porque ya no distingo la realidad del sueño. Comienzo a fantasear con la idea de caminar. Mi sueño es genuino. Hasta que despierto. Estaba durmiendo en el ómnibus rumbo a mi último día de trabajo. Al fin me jubilaré. El grito me espabila. Un accidente. Otro más en esta ciudad. ¿Cuándo acabará el sufrimiento? El asiento es cálido. No me paro como el resto de las personas. Me quedo en él. ¿Quién sabe? Tal vez hoy pueda despertar.